La dermatitis atópica es una enfermedad compleja y crónica, frecuente en perros, con unos signos clínicos característicos y asociados a la presencia de anticuerpos IgE frente a alérgenos ambientales (tabla 1). Es una enfermedad condicionada genéticamente, no es curable y los tratamientos llevados a cabo están encaminados a reducir los signos clínicos de la enfermedad.
Alérgenos no estacionales | Alérgenos estacionales |
Acarus siro Cucaracha Epitelio de gato Epitelio humano Plumas Algodón Alternaria sp. Dermatophagoides farinae Dermatophagoides pteronyssinus | Gramíneas diversas Herbáceas Llantén Artemisa Ambrosía Parietaria Árboles Fresno Plátano Olivo Ciprés Roble |
Tabla 1. Principales alérgenos implicados en el desarrollo de las dermatitis atópicas en el sur de Europa.
En la dermatitis atópica existe una alteración del sistema inmunitario, que está predispuesto a hiperreaccionar frente a sustancias inocuas para la mayoría de la población canina. Además, se ha visto que existe una alteración de la barrera cutánea que predispone a la penetración de los alérgenos, a la colonización y proliferación de microorganismos y a las alteraciones inflamatorias que ocurren en la piel.
Respecto al tratamiento, no existe una terapia única y eficaz, pero a grandes rasgos se pueden emplear tratamientos tópicos, inmunoterapia y tratamiento médico antipruriginoso que reduzca el picor.
Se estima que aproximadamente el 10% de la población canina padece esta enfermedad.